Esgrullir en lo indomable de tu frío lecho
Eso es una pesquisa aventurera
Eso sería la gloria del indomable can cerbero de la comedia de la vida
y aún así, tu no serías aun mío
Remojarías tu palpitante corazón en lo profundo de mi pecho, pero no lo sudarías, no lo mojarías.
Tu eres el movimiento que el parapléjico no puede alcanzar
eres el color del rosario que jamás se hace notar
la palidez de ese conjunto de bolitas putrificadas por el mezquino cardenal
de la velada
Te disfrazas de corazón, mi amor, cuando tu sin ser sentido, puedes llegar a enternecer a tu cruel expectador, ese yo, que ahora te relata como mágico acertijo del misterio de tu naturaleza, vil y sacrílega.
Aún así yo te amo, vil hechizero, mesías ensimismado en su papel de buen orador.
Y así sigues haciendo trizas el frío cojín de tus recuerdos, de ese lecho gélido
del que me haces partícipe, oh más aún así yo te amo, mi señor del acongojo, mi ángel caído, mi Luzbel de las sábanas, mi maestro y mi aprendiz.
Consuelo Solis Rivera.
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