viernes, 16 de julio de 2010

Me enamoré de mi pintor.

Algun día Ernesto recordará el día en el que comenzó a pintar sus deseos insatisfechos, de expresar e inmortalizar su alma en eso que los humanos llaman Arte.

Algun día se dará cuenta como mis ojos café intentaban sustraer sentimientos pasionales, sexuales, de su alma fría, adversa, profunda y sensible.
Sensible, como todo gran artista, porque fue un gran artista (si acaso lo sigue siendo)
después de todo me pinto a mí.